Orson Welles: El Genio que Hizo Temblar a la Radio un 30 de Octubre

El 30 de octubre de 1938, millones de oyentes en Estados Unidos vivieron una noche que pasó a la historia. Una transmisión de radio, narrada con tal realismo, hizo creer a muchos que los marcianos habían llegado a la Tierra.
El responsable de aquella hazaña fue un joven de apenas 23 años: Orson Welles.


El Día que la Radio Desató el Pánico

Esa noche, el programa “The Mercury Theatre on the Air” de la cadena CBS transmitió una adaptación de “La guerra de los mundos”, la famosa novela de H. G. Wells.
Welles y su equipo la presentaron como si fueran boletines de noticias en tiempo real, interrumpiendo un concierto de música. Los efectos de sonido, las voces de los “reporteros” y el dramatismo de la narración crearon una ilusión perfecta: una supuesta invasión alienígena en Grover’s Mill, Nueva Jersey.

Aunque al inicio del programa se aclaraba que era una dramatización, muchos oyentes sintonizaron tarde y creyeron que el ataque era real.
Se reportaron llamadas masivas, confusión y hasta escenas de pánico en distintos puntos del país.
El impacto fue tan grande que convirtió a Orson Welles en una celebridad internacional de la noche a la mañana.

“Fue solo teatro… el más grande que hice en mi vida”, diría Welles años después, con ironía.


De la Radio al Cine: El Nacimiento de un Visionario

George Orson Welles nació el 6 de mayo de 1915 en Kenosha, Wisconsin. Desde pequeño mostró un talento fuera de lo común: pintaba, actuaba y dirigía obras teatrales antes de cumplir los 20.

En 1937, fundó junto a John Houseman el Mercury Theatre, un grupo que revolucionó el teatro y la radio en Estados Unidos.
Tras el éxito de La guerra de los mundosHollywood lo llamó y le ofreció un contrato sin precedentes: total control creativo sobre sus películas.

Su debut fue nada menos que “Ciudadano Kane” (1941), una obra maestra considerada por muchos la mejor película de todos los tiempos.
Inspirada parcialmente en la vida del magnate William Randolph Hearst, la cinta redefinió el lenguaje cinematográfico con su estructura narrativa no lineal y el uso del deep focus (profundidad de campo).


Las Batallas y los Triunfos de un Perfeccionista

Welles fue un artista adelantado a su tiempo y también un inconformista.
Tras Ciudadano Kane, su relación con los estudios se tornó complicada. Películas como El cuarto mandamiento (1942) y Sed de mal (1958) fueron reeditadas sin su consentimiento, lo que lo llevó a distanciarse de Hollywood.

Entre sus obras más destacadas se encuentran:

  • El cuarto mandamiento (1942) — Recortada por RKO mientras Welles estaba en Sudamérica.
  • La dama de Shanghái (1947) — Protagonizada por Rita Hayworth, con quien estuvo casado.
  • Sed de mal (1958) — Famosa por su impresionante plano secuencia inicial.
  • Campanadas a medianoche (1965) — Una joya shakesperiana que él mismo protagonizó.

Curiosidades y Pasiones

  • Ilusionista profesional: Welles fue un mago consumado y miembro de la Hermandad Internacional de Magos.
  • Amor por España: Visitó el país constantemente y mantuvo amistad con el torero Antonio Ordóñez. Parte de sus cenizas reposan en Ronda, Málaga.
  • Obsesión quijotesca: Trabajó durante años en una adaptación de Don Quijote, que nunca logró concluir.
  • Voz inconfundible: Su tono grave y profundo lo convirtió en uno de los narradores más reconocibles del siglo XX.

El Autoexilio y sus Últimos Años

Cansado de las interferencias de los estudios, Welles se mudó a Europa en la década de 1950. Allí rodó proyectos independientes, muchos con recursos limitados, pero llenos de creatividad.

En sus últimos años, se dedicó a la publicidad y la locución, siendo recordado por la frase:

“We will sell no wine before its time”
en los anuncios de vinos Paul Masson.

Orson Welles falleció el 10 de octubre de 1985 en Los Ángeles, dejando un legado que sigue inspirando a cineastas, narradores y soñadores de todo el mundo.


Legado de un Genio

De la radio al cine, Orson Welles redefinió la manera de contar historias. Su audaz experimento del 30 de octubre de 1938 no solo cambió su vida, sino que marcó un antes y un después en la historia de los medios.

Cada año, esta fecha recuerda que el poder de la imaginación puede mover —y conmover— a millones.

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